Desde el punto de vista de la psicología, básicamente, el ego es la forma en que una persona se concibe (a sí mismo) y diferente de los demás. Por traumas, experiencias dolorosas, el entorno y otras variantes de la vida, el ego puede «deformarse» y se convierte en una fuerza que empuja a la persona a alimentarlo con información incompleta, creada o fantasiosa de lo que está a su alrededor. Y cuidado! Alerta! Un ego dañado tiene la capacidad de distorsionar aun más la realidad.
He tratado casos de personas que «necesitan» tener la razón. Es inaceptable estar equivocado para ellos. Y sentir que tienen la razón alimenta su ego y les genera una falsa satisfacción. En algunos casos estas personas no son conscientes de lo que están haciendo o viviendo. El ego dañado como dije antes, por traumas no sanados, experiencias dolorosas que no han sido superadas, entorno tóxico o influencia inadecuada de otras personas cercanas en su círculo social, familiar o laboral, ve conflicto en todo. De hecho, gusta del caos, los conflictos y las discusiones. Ve problemas donde nadie más los ve. Gusta de enfrascarse en discusiones inútiles con el único fin de poder opinar y juzgar para finalmente, tener la razón.

Una vez que logra sentir que tiene la razón, ha alimentado su ego dañado, ha sentido una falsa satisfacción. Y esta satisfacción al ser temporal, esta persona continúa su camino buscando incansable otra nueva batalla inútil para repetir sus acciones.
Una temporal satisfacción sacrificando su paz y tranquilidad. Y si leíste hasta aquí es hora de preguntarte si conoces a alguien así? Y tu, estarías dispuesto a entregar tu paz y tranquilidad por -tener siempre la razón-?