Estímulos… algunos te pueden hacer «tonto»

Sí, es cierto. Leyendo a Trevor Blake, autor galardonado del libro «Tres simples pasos» me llamó la atención algo que comparto con ustedes. Trevor Blake es un empresario británico, exitoso y lleno de novedosas ideas sobre desarrollo, productividad y motivación.

Les comento. Resulta que el estar expuesto a una constante negatividad resulta perjudicial para el buen desempeño mental. Se ha descrito, en «Tres simples pasos», como los neurocientíficos están «midiendo» la actividad cerebral frente a varios estímulos.

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Uno de estos estímulos, cuya influencia ha sido medida, es la exposición constante a un ambiente de quejas y negatividad. Según Blake, el cerebro trabaja como un músculo y si se está expuesto en un rincón a una sesión de quejas constante, terminas comportándote de la misma forma y reduciendo tus capacidades mentales.

servicioalclientehibertcocaLa investigación demuestra que tan solo se necesitan 30 minutos de exposición a gente negativa que pasa quejándose para que las neuronas comiencen a desplazarse del hipocampo cerebral. Esto significa que deberás decirle adiós a la creatividad, la motivación, tu buen humor y se verá afectada tu inteligencia y capacidad de toma de decisiones.

Y, por supuesto, debo aclarar que hay una gran diferencia entre las personas que mencionan que «hay algo mal que requiere solucionarse» o modificarse a aquellas personas que (como dice una canción), se quejan solo por vicio.

Es bien recibido y valorado aquellos que construyen, que aportan y que corrigen con proactividad e inteligencia. Pero, qué caray !  Esta gente que crítica sin aporte, que se quejan de todo y de todos. Para ellos no hay sol que brille lo suficiente ni lluvia que sea conveniente. Esta gente se queja hasta de lo que a nadie le importa escuchar. Pero como plaga infecciosa, se esparce.

Lástima tanta energía utilizada para provocar negatividad y volver un ambiente laboral en nocivo. Esta gente que se queja de esta forma, no espera soluciones. Más bien, busca que te unas a su despreciable club de lamentaciones.

Qué debemos hacer? En algún momento, decirle «arregla tus problemas, tienes bastantes y debes atenderlos pronto. Igual, es recomendable tomar distancia. Como una enfermedad contagiosa que corroe lo que toca y cada vez encuentra nuevas víctimas, mantenlos lejos, lejos, lejos. Y si no es posible conseguir algo bueno así, pues esfuérzate tu por crearte un escudo que te proteja.

Reconocerás de inmediato a este tipo de gente  y, posiblemente, reconocerás a sus víctimas y seguidores. Afina bien el sentido y descubre quienes son. Mantente alerta y busca no ser contagiado.

 

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