El Ataque de la Corticosterona
De seguro que te ha pasado alguna vez. Cuando ibas a hablar en público, presentar un examen o en una entrevista de trabajo, de pronto te quedas completamente en blanco. No recuerdas nada de lo que ibas a decir. Te quedas “bloqueado”.
No eres el único ni el primero a quien esto le sucede. Te cuento.

Cuando atravesamos un momento de ansiedad, estrés o incluso miedo segregamos cortizol (la llamada hormona del estrés). Cuando estos momentos alcanzan niveles muy elevados de nerviosismo, también segregamos corticosterona.
La corticosterona provoca una repentina pérdida de la memoria. Y esto como un mecanismo de defensa. Nuestra mente considera que si lo que estamos experimentando nos causa tal grado de ansiedad, estrés o miedo, debe ser algo realmente “horrible”… y así, la mente decide cerrar el conducto de la memoria para no recordarlo. Desafortunadamente, al cerrar ese conducto… plof… también bloquea los recuerdos. Recordamos datos que están alojados de forma permanente y de repetición continua solamente, por ejemplo, quiénes somos, dónde estamos, la fecha o similares; sin embargo, lo que teníamos que responder o exponer… se te olvidó por completo.
Y es hasta el momento en que ya te calmas, te tranquilizas… es que el cerebro vuelve a recuperar los datos y fluyen de nuevo de forma normal. Por esto recordarás quizás que en medio de un examen, las respuestas desaparecieron y no es hasta que has entregado el examen y ya fuera del salón de clase, que empiezas a recordar las respuestas de las preguntas que dejaste “en blanco”.
Finalmente, quiero compartirte los cinco puntos básicos para minimizar los momentos del “ataque de la corticosterona”.
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Comprende el material y la información antes de memorizarlo. Lo primero que debes hacer es comprender el material que vas a memorizar. Lee toda la información, subraya si te es necesario, pregunta y busca alguna palabra desconocida. Si no comprendes la información, será más difícil recordarla y serás presa fácil de la corticosterona.
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Utiliza multicanales en el proceso de memorización. Es mucho más sencillo recordar información que ha “entrado” a nuestro cerebro a través de diferentes canales. Escúchate decir la información, escríbela como un resumen, cuéntale a una persona de qué se trata, ponle dibujos o grafemas psicomnemotécnicos (mejor conocidos con un nombre más sencillo [jjjj] garabatos, rayones o dibujitos.
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Relaciona el aprendizaje con la práctica. Busca aplicación práctica de lo que estás aprendiendo. Cómo puede aplicarse, para qué puede servir, cómo lo puedo utilizar
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¡Repasa! Hay que repasar de cuando en cuando. Una leída rápida o una revisión ligera te va a ayudar a fijar mejor los conocimientos.
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Prepara un ensayo. Ensaya como sería estar en el examen, en la entrevista de trabajo o en la exposición. Siéntate y en una hoja de papel escribe “Examen de…”, la fecha y tu nombre. O bien, saluda y preséntate cuando estés a solas. Este ensayo hace que tu mente procese ese momento como un recuerdo y crea que ya pasaste por ese momento, así cuando llegue el momento real no se estresará tanto pues “ya lo ha vivido”.