Les cuento que a la hora de persuadir o convencer a los demás con nuestras palabras, la velocidad del discurso influye. Concretamente, investigadores de la Universidad de Michigan han comprobado que, independientemente de los argumentos, hablando a un ritmo de alrededor de 3,5 palabras por segundo convencemos mucho más a las personas que nos escuchan que si hablamos más rápido o más lento.
Para llegar a esta conclusión, estudiaron cerca de 1.400 entrevistas telefónicas realizadas por 100 hombres y mujeres que intentaban persuadir a sus interlocutores. El principal parámetro a tener en cuenta es la velocidad. Así, las personas que hablan muy rápido se perciben como poco sinceras. Y a las que hablan demasiado lento se les considera poco inteligentes.
Hibert Coca