La dependencia emocional podemos entenderla como una manera o forma de relación en la que una de las personas participantes se siente y comporta con una inexplicable incapacidad de hacer una vida normal si no existe la presencia o el apoyo de la otra persona. Puede ser su pareja, amigo o un familiar.

La persona que depende emocionalmente procura tener y busca constantemente ser aprobado o reconocido por la otra persona. Sin esta presencia, aprobación o reconocimiento siente su vida vacía, sin propósito y con una falta de «algo» que, generalmente, no sabe explicar o identificar.
Las personas que atraviesan esta incómoda situación pueden presentar todos o algunos de estos síntomas.

- No logran permanecer mucho tiempo a solas sintiéndose bien sin pensar en la otra persona. Qué actividades puede estar haciendo, por qué no lo ha contactado, si le hará falta también y otros pensamientos similares.
- La distancia física de esa persona le inquieta y le produce ansiedad o en algunos casos, tristeza.
- La ausencia de esa persona o no tener alguna comunicación constante les genera estrés, ansiedad, comportamientos erráticos o cambios bruscos de conducta o temperamento.
- Pérdida de control en sus emociones y actividades cotidianas.
- Insomnio
- Preocupación exagerada sobre situaciones triviales o fácilmente controlables
- Son fácilmente lastimados por la crítica o ser desaprobados
- Sienten un miedo constante de ser abandonados
- Se vuelven muy pasivos en relaciones personales y actividades sociales
- No les agrada o satisfacen cosas que antes sí lo hacían
- Puede aparecer la distimia o la depresión; incluso, enfermedades psicosomáticas
Ese miedo (a veces no identificado) a estar solos les impide abandonar esa relación aunque les cause dolor, ansiedad, tristeza o preocupaciones constantes. En la mayoría de las ocasiones, las personas dependientes emocionalmente han pasado por un mal aprendizaje de lo que es el amor o el cariño. No han aprendido a gestionar las relaciones, sufren de una baja autoestima o estima dañada. Han sufrido abandono de familiares allegados (ausencia, partida inesperada, muerte u otros similares).

Aunque parezca sorprendente, también lo puede provocar la sobreprotección de los padres, negligencia en el cuidado cuando fueron niños, falta de atención de sus necesidades emocionales o agresión verbal, psicológica o física durante su crecimiento y desarrollo.
La dependencia emocional es un mal que produce dolor y tristeza, además de ansiedad y dificultad para llevar una saludable y adecuada vida social y cotidiana. La persona dependiente presenta una serie de necesidades afectivas no cubiertas que constantemente intenta llenar a través de la otra persona. Y estará dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de conservar a la otra persona a pesar del sentimiento de vacío constante.
También es importante mencionar que la persona dependiente siempre idealiza a la otra persona. Minimiza sus errores o agresiones, lo justifica todo el tiempo e ignora su comportamiento nocivo. Lo defenderá ante quien sea y su dependencia irá creciendo y cada vez será más difícil alejarse.

Es sumamente importante y necesario actuar de inmediato. Algunas recomendaciones son:
- Buscar apoyo u orientación terapéutica
- Reconocer la circunstancia problemática que representa su dependencia emocional
- Reconocer e identificar aquellas conductas que tiene por amor o cariño y cuáles le podrían estar haciendo daño
- Trabajar su autoestima
- Comprender qué cosas hace para decir «quiéreme»
- Dejar de procurar que el amor que brinda, le sea devuelto
Comprendamos que la dependencia emocional es un estado psicológico que puede y debe ser atendido inmediatamente. Aunque es un proceso difícil y en ocasiones doloroso, es necesario y los beneficios en su salud mental valen el esfuerzo.
Acércate a tu orientador terapéutico de confianza. Busca y solicita apoyo profesional. Hacerlo podría cambiar tu vida. Hoy es un buen día para empezar a vivir un mejor tiempo.

Envía tus consultas a contacto@hibertcoca.com


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